lunes, 31 de enero de 2011

Entrevista a Hernán Migoya: “La crítica académica jamás se va a molestar en leer nada mío” (Cuarta Parte)


Por Gabriel Zárate

Tú reciente novela editada “¡Quítame tus sucias manos de encima!”, ilustrada por unos 50 dibujantes de prestigio internacional, es una fusión de tus más diversas referencias culturales: el cine de serie B, los comics alternativos, pero quizá sea sobretodo un homenaje al pulp americano. Lo peculiar de este libro es que su origen argumental surgió de tu inicial experiencia peruana, pero transformándola radicalmente según tus propias palabras: “la he tenido que vestir de género… de novela de aventuras y de ciencia ficción”. ¿Cómo concebiste este irreverente y corrosivo libro? ¿La consideras tu obra más ambiciosa, con el grave riesgo de ser incomprendida por la crítica académica?

Bueno la crítica académica jamás se va a molestar en leer nada mío, así que tampoco es algo que me haya preocupado demasiado. Si es mi obra más ambiciosa a todos los niveles, tanto en cine, en literatura, como en comic. Si ha sido un parto difícil de cinco años. La cuestión es que el primer año que yo vine al Perú, me sentí por primera vez que estaba siendo protagonista de una aventura de verdad, pese a que he sido una persona que sin darme cuenta jamás pues no era consciente de ello, que nunca había pensado que tuviera un espíritu aventurero ni nada de eso. Pero también es cierto que a los 20 años, ya me había ido yo solo por los EEUU con una mochila a recorrer mundo, a recorrer un país que admiraba como EEUU y que he vivido bastante, por así decirlo, he vivido bastantes experiencias diversas.

Pero llegar al Perú fue realmente, como si de repente me golpearan con un bate de beisbol en la cabeza, porque fue el mayor choque cultural y vivencial que he experimentado nunca en mi vida. De repente, al viajar a la selva, al viajar a Pucallpa por tierra y ser testigo de tantas vivencias y personalidades que jamás había soñado presenciar, me di cuenta que estaba viviendo una aventura maravillosa a través de un viaje muy intenso, que todo ello podía dar para una novela de aventuras y no solo eso, sino que ciertamente percibí que la única manera de poder explicar lo que yo vivía en el Perú era a través de una novela de aventuras, porque una novela realista se quedaba muy corta y muy limitante.

Una perspectiva realista era como demasiado reduccionista con respecto a toda la riqueza de comportamientos y de sensibilidades que yo estaba confrontando. Distinguiendo una singular realidad donde se convivía de una manera absolutamente normal con una mitología fantasmagórica, donde todo el mundo cree en fantasmas, donde la vida vale muy poco, según que sitios. Donde podías encontrarte en un tiroteo sin buscarlo, donde te podían asaltar en cualquier lugar y ese tipo de vivencias, de experiencias, eran como una especie de llamada fabulosa a convertirlo en una aventura, literariamente hablando.

Entonces si me pareció que era muy reduccionista hacerlo desde un punto de vista realista y que nadie habría entendido nada y sin embargo a través de la fantasía, que básicamente es metáfora, lo lograría conseguir , pues la metáfora de una novela de aventuras de ciencia ficción aplicada al Perú lo podría explicar mucho mejor que una crónica realista y de esa manera me embarqué en una especie de proyecto loco donde incorporé todas mis influencias consientes e inconscientes, donde mezcle fantasía, acción, todas mis obsesiones eróticas, toda mi filia por la violencia ficcional, por lo escabroso, por el terror, por un montón de géneros, por diversos ingredientes muy variados.

Me di cuenta que todo lo que había vivido aquí era un envase perfecto para volcar eso y crear la novela más entregada, más pasional, más emocionante y más conmovedora que yo pudiera hacer. En ese sentido, creo que es seguramente la obra que más he disfrutado realizando y que más he sufrido, porque quería que quedara perfecta, que fuera perfecta. Me ha llevado muchos años y me ha llevado mucho tiempo, pero a la vez, me he sentido un autentico escritor pulp, un escritor visionario en el sentido de que sentía que estaba transmitiéndole al lector algo que no había vivido nunca y que iba a disfrutar muchísimo leyendo.

Curiosamente, no te hablo de la crítica académica, porque te digo que no le interesa demasiado lo que yo hago, pero la crítica que si se ha fijado en la novela, ha hablado muy bien de ella y a escrito muy bien de ella. Es la primera vez que tengo una especie de unanimidad crítica absoluta: De que es mi mejor obra, de que es una obra muy recomendable y bueno, en ese sentido estoy muy contento. Parece que por fin la crítica, al menos, me ha dejado de mirar con esa especie de paternalismo con que se mira al loco que dice tonterías, como me miraban con “Todas Putas”.

¿Cuál es tu percepción del panorama actual del comic español? ¿Cuán alentador es su avance en los últimos años? ¿Qué historietitas talentosos han aparecido últimamente y merecen tu respeto? ¿Qué opinas del éxito mundial de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido?

En cuanto al panorama actual del cómic español, creo que a nivel de dibujantes está mejor que nunca. Hay un alud de excelentes dibujantes, de muy diversos estilos, como jamás lo ha habido en España. En ese sentido, creo que estamos viviendo un momento espléndido de creatividad y me ha sorprendido constatar la llegada de tantos jóvenes con talento al campo del cómic. No lo tengo tan claro en el campo de los guionistas. Tampoco estoy pendiente de todo lo que se publica, pero creo que en España, como siempre, siguen faltando guionistas.

De todas maneras, suele ser el eslabón débil del cómic: dibujantes de calidad nunca faltan, pero guionistas interesantes es más complicado hallarlos. Supongo que eso se irá corrigiendo poco a poco, ahora que hay tantos tándems trabajando directamente para el mercado francés. Respecto del éxito mundial de BLACKSAD de Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido, me alegro muchísimo.

¿Piensas que Francia y España son el último bastión europeo de “la historieta adulta” ante el avasallador e incontenible rebasamiento comercial del manga? ¿Coincides con Moebius en que “el manga es una plaga”?

No, no lo pienso. Pienso que cada época tiene su tendencia estilística y productiva, y hay que respetar eso. Igual que tuvimos que aguantar que el cómic estadounidense clásico fuera el modelo a copiar por la generación de autores españoles de los años 40, y que los superhéroes hayan dominado el cómic popular de los 90, tenemos que respetar el advenimiento del manga como principal tipo de historieta de consumo de las masas. Creo que deberíamos estar eufóricos de que exista un tipo de cómic como el manga, capaz de vender millones de ejemplares. ¿No nos quejamos siempre de que el cómic perdió su característica de ser un medio popular? Pues el manga viene a refutar eso.

Gracias al éxito del manga, millones de personas se están habituando a leer cómic, y las editoriales pueden publicar otros tipos de estilos, además de manga, que no venden tanto. Dudo que Moebius tenga una postura negativa y agresiva hacia el manga, dado que él lo ha cultivado, incluso colaborado con mangakas como Taniguchi. Viendo el asunto desde fuera, resulta ridículo: a mí nunca me gustó Tintín, por ejemplo, siempre me pareció ridículo su éxito y creo que es una porquería de cómic. Sin embargo, respeto su fenómeno y que muchísimos millones de personas sólo entiendan el cómic con los parámetros con que está hecho Tintín.

Pues con el manga es lo mismo, hay que respetar una forma distinta y en muchos sentidos apasionante de entender el cómic, como es el manga. Y no, no creo que España y Francia estén en condiciones de ser bastiones de nada. Es mucho más rico e interesante ¡y adulto! mucho de lo que está aportando en su infinita variedad el estilo manga que la mayoría de cosas que se están haciendo en España y Francia.

Mario Bellatín en una entrevista califico a Lima como “una escuela del dolor” Este año, para un medio escrito describiste a Lima de “ciudad fascinante y terrible”. Oscilas entre el embeleso y la mirada crítica. El Perú te produce sentimientos encontrados, sin embargo siempre estas retornando. ¿Qué representa el Perú para ti?

Es una especie de punto congelado en el tiempo donde se pueden observar comportamientos antropológicos que yo creía expulsados para siempre por la civilización moderna. Y al mismo tiempo es un lugar donde se puede dar rienda a los instintos de una manera automática, sin darse uno ni cuenta, porque los peruanos tienden a vivir cada día como si fuera el último: no hay un peso de preocupación por el mañana, como el que nos esclaviza en Europa.

Básicamente, mi amor y fascinación por este país se basa en ese anclaje en el vivir con los sentidos antes que cerebralmente. Eso conlleva, claro, tener que convivir también con los defectos de comportamiento social que implica tal planteamiento: un exceso de chapucería a la hora de efectuar cualquier actividad; la tendencia a improvisarlo todo a última hora; la ausencia de orden y lógica en las calles; la falta de seriedad a la hora de cumplir las promesas; etc. Pero sí, a mí me enamora ese vivir al día y al borde del desastre continuo… y llevarlo con el gran sentido del humor que rebosa este país.

Última pregunta: Tu seducción por el Perú se inicia con tu esposa. El amor fue incluso capaz que accedieras a casarte por la Iglesia ¿Qué hallaste en una mujer peruana que nunca encontraste en una mujer española?

Bueno, me casé con mi mujer porque me enamoré de ella. Que fuera peruana o caucásica es lo de menos. Sí es cierto que la belleza de las mujeres peruanas se acerca mucho a mi ideal de la femineidad. El punto de mestizaje de las mujeres peruanas es para mí el perfecto: no son tan artificiales y recauchutadas como las colombianas, por ejemplo. Son perfectas para mi gusto: la peruana es suave y agradecida, de ojos almendrados y mirada seductora, es una mujer muy femenina y con mucho respeto por su propio misterio.

¿Qué encontré en mi mujer que no encontré nunca en una mujer española? Bueno, las mujeres peruanas están tan acostumbradas a que las maltraten, porque los peruanos son muy machistas y elementales en las relaciones, que cualquier europeo por comparación les parece divino. Es broma… Digamos que mi mujer y yo tenemos una esencia muy parecida, hemos nacido en lugares opuestos del mundo, pero vemos la vida de igual manera, y nos pertenecemos mutuamente. El nuestro es realmente un amor inmortal.

Grabación y fotografía: José “Chiqui” Vilca.

Entrevista a Hernán Migoya: “La crítica académica jamás se va a molestar en leer nada mío” (Tercera Parte)


Por Gabriel Zárate

En tu actual labor como editor en Ediciones Glénat ¿Ves cumplidas tus proyectadas metas iniciales con publicaciones como “Alex Magnum” e “Historias Tremendas” de Enrique Sánchez Abulí? ¿Cuáles son tus mayores satisfacciones editoriales alcanzadas? ¿Y qué expectativas proyectas para los siguientes meses?

Bueno, yo acabo de dimitir como editor en Glénat. Para mí ser editor supongo que es como cuando un director de cine, que tiene cierto éxito, cierta notoriedad, de pronto puede producir películas de otros directores que admira y en realidad ese era un poco mi caso, gracias a que he podido desarrollar una carrera como guionista bastante continua y bastante más uniforme de lo que la mayoría de guionistas pueden conseguir hoy en día, porque si es duro ser dibujante de comics, ser guionista de comics es mucho más duro todavía, pues es muy difícil vivir de ello, pero he sido muy empeñoso en mi carrera como guionista y no le tengo miedo a los riesgos, ni a las malas épocas, he continuado siempre contra viento y marea.

Entonces, para mí ser editor de comics, por un lado, era una especie de segundo sueldo, una segunda fuente de ingresos y por otro lado era la manera también de descubrir autores nuevos, de dar la oportunidad, de dar a conocer autores que estaban sin publicar, que me gustaban. También de recuperar clásicos que yo admiraba, que estaban sin reeditar, pero creía que merecía la pena que el público volviera a conocer. Así que en ese sentido, que te puedo decir, estoy muy contento de haber podido editar autores noveles como Ángel con su libro “Necróticas” que es un autor fantástico de ilustraciones humorísticas relacionadas con el mundo gótico, que me parece un gran humorista y haberle dado un poco la primera oportunidad a varios autores noveles, por así decirlo.

Como además conseguir que gente que yo admiraba, para mí clásicos que admiro, como Abulí, vuelvan a ser publicados. Sacar el "Alex Magnum" (Abuli-Genies) era como una deuda con mi infancia y "Frank Cappa" sobre todo. Ha sido lograr colocar en el mercado una compilación de todas las historias con muchísimo material inédito y de uno de los personajes más importantes del comic español de los años ochentas, de Manfred Sommer. Entonces ser editor, para mí es muy satisfactorio, porque me encanta ayudar a la gente, a los artistas que creo que tienen talento y por circunstancias de lo duro que es este oficio y lo dura que es esta industria, no han tenido la oportunidad de publicar o ser reeditados.

Esa satisfacción de decir: “Puedo dar a conocer gente con mucho talento que aún no ha sido editada como merece” y desenterrar grandes clásicos que por desgracia se olvidan demasiado rápido. En el fondo es un oficio alimenticio, me proporciona una fuente de ingreso que me va muy bien. Pero al mismo tiempo, es una fuente de satisfacción. Ser editor es como cumplir dos necesidades muy a gusto propio.

Tú libro biográfico sobre Charles Williams, “La tormenta y la calma”, un exitoso escritor americano de novela negra de los años 50s, hoy injustamente olvidado. ¿Fue solo el acérrimo entusiasmo del fan, el que te llevo a investigar concienzudamente la vida de Charles Williams? ¿Cuán presente está la sombra de Williams en tu producción escrita, tanto literaria como historietística? ¿Es parte de tu obsesión, el de reivindicar a autores y personajes marginados por el sistema?

Eso me lo pregunto yo todavía. En cuanto a Williams si fue una especie de puro hambre de fan, puro afán de fan. Realmente he sido muy fanático de la obra de Charles Williams, fue mi escritor favorito de adolescencia, supongo junto a Richard Masterson también, pero él ha conservado esa presencia y continúa siendo considerado, mientras que Charles Williams ha sido mucho más olvidado y sí, realmente fue una cuestión de empecinamiento y de obsesión con él. No me podía creer que un escritor de tal calidad fuera tan ignorado y tan olvidado en la actualidad.

Entonces yo al ser un lector precoz de novela negra, pues ya a los diez años leía muchísimos autores de género negro y curiosamente eso produjo que tuviera un bagaje que la mayoría de mi generación no tenía. Eso me hizo coincidir mucho más con una generación anterior a la mía. Cuando yo tenía 20 años de repente descubrí que los autores que a mí me gustaban eran los que les gustaban a una generación española anterior a mí. Es una de las bases de mi amistad con Felipe Hernández Cava. Con él puedo hablar de autores como Williams, William P. McGivern, Ross Mcdonald, de varios novelistas norteamericanos que mi generación no conoce.

Sin embargo a Felipe Hernández Cava y a otras personalidades de su generación les sorprende mucho que yo si los conozca tan bien a esos escritores, entonces eso crea un vinculo inter generacional entre ellos y yo, que básicamente dio sus frutos gracias a la Semana Negra de Guijón, que es el principal festival de género negro que se realiza en España y que valoraba mucho la obra de Charles Williams, pero cuya Cúpula Directiva, que es una generación anterior a la mía, al saber que yo era tan fanático de su obra, confió en mí para auspiciarme el proyecto de poder escribir un libro ensayístico sobre la obra de Williams. Coincidió en que yo iba a ir a EEUU en el año 97 y mi obsesión era seguir el rastro de la vida de Charles Williams.

Empecé visitando su cementerio, descubrí un poquito más sobre su vida. Acabé en Houston, repasando todo su árbol genealógico en los ficheros demográficos de su rama familiar de Houston, porque él era un autor texano y logré contactar con su hija. Me fui a Nueva York y hablé con su antiguo agente Don Condon, que también fue el agente de Ray Bradbury, de muchos clásicos de la ciencia ficción y de la novela negra estadounidense. Afortunadamente todos ellos me dieron muchísima información sobre un autor que está totalmente olvidado en EEUU y de hecho “La tormenta y la calma” es el único libro que existe sobre él.

Entonces para mí fue un suceso averiguar diversas cosas, por ejemplo, en mi libro es la primera vez que se descubre cómo se mató realmente Charles Williams. Hay una leyenda urbana de que se suicidó hundiéndose en un barquito velero que poseía, que es la leyenda que se imprime en todas sus novelas, lo cual descubrí que era falso, que se pegó un tiro directamente con una escopeta en sus peores momentos en un bungaló de California y esto narrado por su hija que fue quien descubrió el cadáver, relatado de primera mano y también tuve la satisfacción que la Semana Negra de Guijón invitó a la hija de Charles Williams para la presentación del libro.

Entonces en ese sentido fue una reconstrucción partiendo de la nada, de una vida muy intensa, muy bonita, pero también muy desgraciada, porque los últimos años de la vida de Charles Williams fueron como una especie de choque. Después de haber tenido mucho éxito y de haber vendido millones de ejemplares en los años 50s, en los años 70s, se encontró con que era un autor que no sabía amoldarse ni adaptarse al nuevo mercado literario norteamericano.

En lo personal fue una experiencia muy traumática, porque por primera vez me percaté que casi todos los autores que me gustaban habían terminado suicidándose. De repente empecé a darme cuenta que todos mis grandes héroes: Robert Howard, el creador de “Conan el Bárbaro”, Emilio Salgari, que fue una de mis primeras lecturas de infancia, José Mallorquí, el creador del personaje “El Coyote”, mi gran influencia española de literatura popular, Charles Williams y un largo etc. Todos acabaron enfrentándose al fracaso y la derrota matándose, y no sé si es por ello, o porque realmente llevo dentro de mí, una especie de interés por el artista fracasado.

Pienso que el artista visionario, que es casi una manera también de contentarme conmigo mismo, siempre se enfrenta a una especie de incomprensión de su entorno, aunque no sea así en la realidad porque un Picasso en pintura, por ejemplo, era un visionario con éxito, pero siento una afinidad por autores malditos, no en el sentido de autores que se consideran malditos, sino autores que son considerados malditos por su entorno y eso siempre me ha fascinado y hay muchos autores estadounidenses de los años 50s que estoy desenterrando continuamente y que siempre me atraen.

Ahora estoy detrás de la figura de Tom T. Chamales, un autor también de los 50s, que escribió un par de novelas bélicas, una es “Cuando hierve la sangre” que se hizo una película en Hollywood con Frank Sinatra de protagonista y la otra es “Desnuda por el mundo”, y es un autor que murió a los 36 años en un incendio alcoholizado, que tuvo mucho éxito en su momento y que nadie se acuerda ya de él. Este tipo de autores olvidados, no sé porque, siempre me ha atraído muchísimo.

Me pasa igual con el cine, me encantan los actores que pasan malas rachas, por ejemplo, era la única persona que veía los films de Mickey Rourke cuando estaba de capa caída y se estrenaban directamente en DVD sus películas, porque nadie las quería ver en cine. Pues yo las alquilaba todas en España, las veía todas. Me encantan los artistas que se enfrentan al ostracismo, a la incomprensión, a la derrota y al fracaso.

No sé porqué siento una especie de afinidad con ello, una especie de masoquismo y de morbidez por la derrota, de la que yo mismo me alimento para luego crear mis propias obras, porque “¡Quítame tus sucias manos de encima!” que figura que es una película nunca hecha, es también un homenaje a un montón de esos artistas hoy olvidados.

Grabación y fotografía: José “Chiqui” Vilca.

Entrevista a Hernán Migoya: “La crítica académica jamás se va a molestar en leer nada mío” (Segunda Parte)


Por Gabriel Zárate

El interés por la figura y la vida de Chiqui Martí la despliegas en tu biografía novelada "Chiqui Martí: Piel de ángel" ¿Cómo surge tu deslumbramiento novelesco por está erótica bailarina, diosa del striptease, tan famosa de España? ¿Fue debido a la experiencia de trabajar juntos para la televisión? ¿Es parte de tu incisivo perfil provocador el reivindicar personajes irreverentes para una sociedad conservadora, como Chiqui Martí, elevándola al rango de una heroína pop mediática?

No, en realidad mi interés por Chiqui surge a raíz de que me atrae el erotismo. En España hay muy pocas figuras del erotismo conocidas. Chiqui Martí en España es la única stripper, artista de striptease realmente buena y realmente conocida. A mí me interesa demasiado el erotismo y si fuera estadounidense probablemente sería fan acérrimo de Betty Page y de Dita Von Teese, pero soy español y Chiqui es de las pocas muestras de erotismo nacional que hay lindas y con talento. Por ello Chiqui Martí me pareció muy interesante como personaje.

Tuve la suerte de escribir su biografía en el 2005, muy cautivado porque me gusta el tema del vedetismo, del exhibicionismo, del arte erótico, del striptease, etc. También como forma de expresión de cultura popular y me hice muy amigo de ella. Me parece un gran personaje, una gran persona y surgió la idea de convertirla un poco a la manera retorcida, de reconvertir un icono pop real en un icono pop de la historieta. Parece muy divertido coger el personaje de Chiqui Martí y transformarla, como en EEUU que ya se habían hecho historietas de Pamela Anderson, pues tomar la imagen de Chiqui Martí y convertirla en una especie de Barbarella.

Volviendo a la biografía, surgió como un encargo y fue muy cómodo para mí escribir la semblanza de ella. No te hablo a niveles que es una persona que va contra las convenciones conservadoras de la sociedad, ¡no!, para nada. Me interesaba porque era una mujer luchadora, una mujer con un show erótico esplendido. Sigue siendo la mejor stripper que yo haya visto nunca. Ni Betty Page ni Dita Von Teese. Si ella fuera estadounidense seria la número uno, sin discusión, porque es una atleta esplendida. Me fascinaba lo que ella hacía.

De hecho ella es muy conservadora como persona. Cree en el matrimonio, cree en la familia, no tiene nada de subversiva, más allá de lo que pueda conllevar de subversión su propio arte. Pero es por puro erotismo, que me pareció muy atractivo el personaje y luego cuando hablé con ella, había vivido tantas cosas que era increíble poder asistir a eso, poder asistir en primera fila a su vida, para luego transcribirlo.

Su libro ("Chiqui Martí: Piel de ángel") es probablemente lo más parecido a lo que yo escriba nunca en clave decimonónica. Ahora que está de retorno, la literatura decimonónica y de repente escribir como Víctor Hugo o como Charles Dickens, se ha puesto de moda. Más aún con el Nobel a MVLL que él es muy decimonónico. Él realmente se identifica mucho con esa literatura del escritor total que escribe un fresco de una sociedad concreta y donde se encuentra todo detalle de esa sociedad metido allí dentro. Yo huyo de ese tipo de literatura, no me siento identificado con la literatura decimonónica, al menos como autor, nunca me ha gustado la literatura realista.

De hecho cuando más cómodo me sentí dentro de esa etiqueta y cuando me di cuenta que podía hacer una especie de folletín decimonónico, con una historia de aventura, amor, pasión, muerte, fue con la vida de Chiqui Martí, pues su vida contiene todo eso. Resultó al final un libro de 500 páginas, que ni yo me hubiera imaginado que pudiera dar para tanto.

Tú álbum sobre la vida de la pelirroja bailarina Chiqui Martí, recién editada por Glenat, está dibujada por el artista peruano César Carpio (y coloreada por Diego Rondón) ¿Cómo conociste la obra de César Carpio y decidiste arriesgarte a trabajar con un joven y muy talentoso dibujante peruano, pero desconocido en el medio gráfico europeo?

Bueno, tampoco recuerdo muy bien los detalles, pero supongo que básicamente me atrajo mucho el dibujo de César. Hay un momento, por deformación profesional, en que reconoces rápidamente al dibujante con un lenguaje visual que va entender todo el mundo, que puede triunfar en cualquier sitio, en EEUU, en Europa, en cualquier mercado y César creo que hoy por hoy, que yo conozca, es el dibujante más brillante a nivel de dibujo comercial, en el buen sentido de la palabra comercial, que existe.

Me parece un dibujante que impresiona tanto en Europa como en EEUU. Es un dibujante que todo el mundo puede entender porque tiene una tradición casi de ameri-manga. Esta muy influido por EEUU, por autores americanos y japoneses. Entonces cuando lo vi me quede deslumbrado. Yo había escrito esté guión y estábamos buscando dibujante en ese momento. En seguida conecte con él, me pareció, que hablábamos el mismo lenguaje, además incluso que teníamos intereses comunes, que nos gustaban cosas parecidas. Y me pareció buena idea presentarlo en la Editorial Glenat en España como una opción para dibujar ese proyecto.

A los mandamases, a los directores editoriales les encantó, así que no hubo problemas, simplemente tuvo que hacer un par de páginas de prueba y enseguida lo ficharon. En ese sentido no había ningún interés especial porque el autor del proyecto fuera peruano, colombiano o australiano. La nacionalidad no tiene nada que ver, era la calidad de su dibujo lo que los impresionó mucho, además por su humildad personal y por su capacidad de entrega. Sabía que iba a disfrutar durante el proceso de realización del álbum y así fue, era muy divertido trabajar con él.

Es un tipo absolutamente entregado a su trabajo y el fruto ahí está, se nota que es un gran dibujante. El resultado de “Chiqui Bang Bang” me parece espectacular a nivel visual y Diego (Rondón) pues igual. Era el artista con el que trabajaba habitualmente César y enseguida les encantó el color también a los editores y no hubo ningún inconveniente. Para mí ha sido genial trabajar con César y me encantaría seguir trabajando con él.

Hernán, sobre tu próxima novela gráfica de 250 páginas, ambientada en el Perú y basada en un cercano hecho real, ya difundida por la prensa limeña: “Plagio”. Coméntanos la atroz historia detrás de la ficción. ¿Cómo surgió la idea de llevarla al comic? y ¿cómo van los detalles finales del trabajo, ya casi concluido, con Joan Marín? ¿Para cuándo saldría editada?

La idea es que aparezca en este próximo salón del comic de Barcelona, creo que a finales de abril, si Joan puede conseguir terminar toda la realización visual, todo el dibujo en este período. Es probablemente la obra más ambiciosa a nivel de comic que hemos encarado, básicamente porque la historia de este secuestro era muy interesante.

No solo era la crónica de un secuestro real, que al ser la victima una persona muy cercana a mí, podía conocer de primera mano todos los mínimos detalles de ese terrible secuestro de tres días, sino que además, era muy enriquecedor poder acceder a las declaraciones de los secuestradores, una vez capturados, y de la gente que vivió en carne propia ese secuestro, que me son allegados, es familia política mía. Así que en ese sentido era una oportunidad de describir, paso a paso, todo lo que se vivió, en una situación tan terrible como que te secuestren durante varios días y tu vida peligre, en manos de unos individuos desconocidos.

Al mismo tiempo, se presentaba como un motivo musical fabuloso para retratar también el caos de una ciudad, que se está haciendo así misma continuamente, como es Lima. Me parecía una excusa estupenda para describir el modo de vida de una ciudad latinoamericana en plena ebullición, como México D.F. o estas grandes urbes donde uno se puede jugar la vida en cuestión de segundos. Entonces un poco aprovechamos esta crónica, tan viva y tan física de un secuestro y con tanta información de primera mano, para también trasladar ese mundo latinoamericano que no es habitual percibir en ninguna obra de comic.

Es una novela gráfica que tiene 250 páginas, que es bastante. Tiene una extensión muy considerable para lo que suele ser una obra de comic y nos ha llevado buen tiempo y a Joan le está costando mucho esfuerzo, hasta el punto de que gestioné, un poquito con la ayuda de Chiqui (José Vilca), que Joan, como dibujante, pudiera venir a Lima desde España, invitado por el Centro Cultural Español para dar unos Talleres y para que él pudiera conocer exactamente los lugares donde ocurrió todo, porque era muy complicado para un dibujante español, que no hubiese visitado Lima, captar realmente la atmosfera y el ambiente que había que trasladar a la imagen de esta historia.

Entonces conseguimos que Joan viniera y pudiera hacer sus fotos de los sitios reales donde transcurrió todo el secuestro y en ese sentido estoy muy contento. Ahora mismo ya estoy retocando los diálogos, los textos finales en base al propio dibujo, porque ya está dibujada más de la mitad de la novela gráfica y lo que me está costando es intentar encontrar el punto medio de lenguaje, de peruanismos, para que el propio público español pueda entender el texto, pero me gustaría sacrificar lo mínimo posible de modismos y de manera de expresarse peruana, porque creo que es muy bonito también poder captar esa especie de musicalidad y de intención y de expresividad que tiene el español peruano.

Creo que es la obra más ambiciosa de comic que he abordado y las páginas que está entregando Joan son impresionantes. Llevo un año con el proyecto, y aunque tardara cinco más, merecería la pena porque Joan está dando todo. En ese sentido va a ser una obra que impacte mucho y va a dar una visión, creo lo más real posible, de una realidad que es muy poco conocida en España.

Grabación y fotografía: José “Chiqui” Vilca.

Entrevista a Hernán Migoya: “La crítica académica jamás se va a molestar en leer nada mío” (Primera Parte)

Por Gabriel Zárate

Hernán Migoya no requiere presentación alguna. Solo tengo palabras de extrema gratitud con Hernán por concederme está muy extensa entrevista para “El lector de historietas”, entrevista que compartimos con todos sus lectores y fans, repartidos por el amplio e irreverente mundo.

Hernán: Tú primero te formaste como un precoz lector de novela negra, sin embargo en una entrevista confiesas: “Desde los 14 años quise ser guionista de cómics”: ¿Cómo pasas de los duros policiales americanos a los tebeos? ¿Cómo surge tu prematuro interés por dedicarte a la historieta?

Ahí puede haber dos cosas, siempre me fascinaron los comics, las historietas, pero nunca tuve la oportunidad de ser lector hasta la adolescencia, a los 13, 14 años. Básicamente en mi familia no se consumía comics pero si se consumían libros. Entonces mi camino a sido contrario al de la mayoría de gente que comienza leyendo historietas y se acaba aficionando a la literatura. A mí me ocurrió al revés, había leído mucha literatura de todo tipo y terminé leyendo comics.

Coincidió que a los 13, 14 años empecé a coleccionar comics estadounidenses y claramente el punto de inflexión fue Frank Miller. Sí, cuando leí a Frank Miller realmente ahí me di cuenta que él partía de lo que a mí me apetecía expresar, que era un saber: El lenguaje propio. Creo que fue el primer guionista, el primer autor de comics que usaba realmente el lenguaje del comic como algo diferenciado de la literatura y del cine. Había autores muy divertidos pero que en el fondo usaban el comic, como si fuera cine. De repente Miller en su manera de planificar, me mostró cosas que yo podía también hacer.

A mí Frank Miller me impactó de tal manera y seguramente también pesó el hecho de que yo había leído mucha novela negra, cuando descubrí a Miller, en su época de Daredevil, que era lo que leí en los años 84-85. Yo conectaba muy bien con él, por las influencias de la literatura negra. Los dos nos hemos formado leyendo de niños a Raymond Chandler, Dashiell Hammett, y James M. Cain la otra gran bestia de la novela negra estadounidense. Los tres narradores que todo el mundo que lee novela negra, termina familiarizándose con ellos. Supongo que Miller por ese lado también me llegó, por el género negro literario y de cómo alguien como Frank Miller, que nunca ha sido un buen dibujante, podía fusionar el guión y el dibujo. Hasta ese momento, un guionista era guionista y un dibujante era el que plasmaba en dibujo lo que el guionista le dictaba. De repente aparece Miller que funde las dos cosas en una sola.

En Miller es imposible diferenciar el guionista del dibujante y se convierte en un narrador puro. El guión y el dibujo se transforman en narración y eso creo que lo hace: “El más grande autor de comics de todos los tiempos”, para mi gusto, hasta donde yo conozco que tampoco es tanto, pero me parece un tipo muy superior a Alan Moore o gente que es más limitada, porque solo albergan una parcela de todo lo que conlleva ser autor total de comics y para mí Frank Miller fue el primer autor total de comics.

Cuando yo leí, específicamente, la saga de Elektra Asesina, donde muere Elektra en Daredevil, ahí me impresionó tanto que me di cuenta que yo quería conseguir ese efecto. Un efecto más inmediato que el de la literatura, un efecto mucho más impactante. Yo siempre había pensado que sería escritor, pero cuando leí eso a los 14 años dije: ¡No, lo que quiero ser principalmente es guionista de comics!

¿Te consideras básicamente un narrador, más allá de cuál sea el género o soporte empleado: cuento, novela, historieta, cine? ¿O piensas que la obsesión por lo visual predomina siempre por encima del dominio del lenguaje, en tu producción narrativa?

No, creo que sí me considero un narrador, creo que cada medio tiene su lenguaje, cada medio te pide un lenguaje diferente. No soporto los comics que son literarios, no soporto los comics que son cinematográficos, no soporto las películas que son literarias y no soporto las novelas que son películas…no las soporto. Gran parte de mi aversión a la literatura contemporánea, es que sin darse cuenta, la mayoría de escritores caen en contarte una película, como Tom Wolfe. De repente estás leyendo una novela de Tom Wolfe y el tipo cambia de escena como si se tratara de un film, y no lo hace conscientemente y eso es lo que no soporto.

Creo que hay que ser muy consciente como artista de qué medio estas usando. Cuando haces un comic, es un comic. El comic te permite cosas que el cine no te posibilita y al mismo tiempo carece de cosas que te permite el cine emplear como el sonido por ejemplo, ya no solo el movimiento, el sonido es más importante y casi cada medio es distinto. Con la literatura consigues llegar donde probablemente no te permite ni el cine ni el comic. Cada medio tiene sus leyes y sus modos propios, solo tienes que ser consciente de cuáles son esas leyes y llevarlas hasta el límite. Intentar ir un poquito más lejos, dentro de cada medio artístico.

Entonces, sí me considero un narrador y habitualmente no suelo adaptar la historias al medio, sino al revés, concibo las historias de acuerdo al medio más adecuado para ellas. Tampoco uso el medio como fin. Creo que el medio es un medio, como su nomenclatura lo indica. No intento reivindicar el medio a través de mi obra, sino que cuando hago comic es porque me apetece hacer comic y cuando hago cine o literatura es porque me apetece hacer eso. Intento no mitificar el medio, que es una manera de llegar a algún sitio. No hay que reivindicar un medio por encima de otro.

Todos los medios son interesantes en base a que te puedan servir de transmisores. Es un transmisor básicamente, nada más. Entonces es estúpido tener nostalgia del papel ahora con el tema de lo digital. No hay ninguna nostalgia, hay que usar lo que la tecnología te permita emplear.

Hay dos hitos fundamentales en tus inicios profesionales: El haber sido juvenilmente redactor–jefe de la contracultural revista de comics: “El Víbora” y ser traductor al español de las historietas de Peter Bagge. ¿Cómo han influenciado posteriormente estas trascendentales experiencias en el desarrollo de tu obra historietística?

A nivel consiente, no soy consciente. No consigo acotar cuales han sido esas influencias y hasta donde han llegado. Lo he ido entendiendo con los años transcurridos. El haber dirigido “El Víbora” obviamente me ha influido para no tener demasiadas coacciones a nivel temático. “El Víbora” era una revista con una temática muy libre y podía tocar temas espinosos y los autores en “El Víbora” no solían ponerse algún límite moral ni estético. Eso me ha influido muy positivamente a nivel consiente.

No sé si ha sido igualmente una influencia el que yo acabe derivando en Peter (Bagge). También por lógica propia de mi desarrollo intelectual y emocional tenemos características comunes: Los dos somos satíricos, nos gusta mucho el lenguaje satírico para analizar la realidad. Entonces a mí Peter no sé si me ha influido tanto, pero si ha sido uno de mis autores predilectos del comic, desde la primera vez que lo leí. Creo que los dos somos descarnados. Tenemos muchas coincidencias y no sé hasta qué punto, yo he sido discípulo de Peter. ¡Ojala!, porque verdaderamente me parece uno de los mejores autores de historieta estadounidenses que existen. Frank Miller y Peter Bagge son mis autores favoritos de comics.

Lo que sí, algo que nos diferencia de Peter, es que él ha sido muy influido por “Los Simpsons”. Toda su estructura de guión y siempre sus historietas están muy influenciadas por las series de humor estadounidenses de televisión. Es poco cinematográfico y es mucho más televisivo. En cambio yo soy mucho más cinematográfico que televisivo. Ahí sí que nos diferenciamos, pero más que de influencias te hablaría de coincidencias de visión: A nivel personal tendemos a un pensamiento libertario los dos, políticamente somos bastante libertarios, ya que intentamos incentivar en el individuo, en el lector, que piense por sí mismo y que tome sus propias decisiones. No nos gusta el intervencionismo del Estado. Somos muy crudos los dos. Tenemos esa particularidad de reírnos de cosas que la mayoría de autores no se atreverían nunca a aplicar una visión cómica.

Yo te hablaría de coincidencias más o menos casuales, que concluyeron haciendo que yo fuera el traductor de su obra en España. Me imagino que como traductor de su obra, me ha calado tanto, que en algo me ha influido también, pero lo que yo soy más consiente, es de esa especie de coincidencia en el uso de la sátira como gran arma de disección de la realidad, de poder reírse de todo y por lo tanto, ofrecer una visión un poco distanciada del comportamiento humano.

Es mundialmente conocido el amarillento escándalo que suscito “Todas putas” (2003. El Cobre Ediciones). Al respecto declaraste: “Me sentí yo mismo un poco prostituta, en el sentido de que me sentí muy maltratado, todo el mundo me usó para sus fines". El reciente ganador del Premio Nobel Mario Vargas Llosa fue el primero que salió públicamente en contundente defensa de tu libro. ¿Qué sentiste al leer en “Piedra de toque” la estupenda columna de MVLL titulada “Todas putas”?

Hubo varios intelectuales y escritores de mi generación que me defendieron, pero si es verdad que el primero fue Mario Vargas Llosa. Me atacaron escritores así como a sueldo. Me habían defendido bastantes escritores, pero realmente el que marcó un antes y un después fue MVLL con ese artículo. Fue cuando de repente todo el mundo reculo en sus posiciones, todos los que me atacaban recularon en ese especie de ensañamiento con mi libro, porque realmente se dieron cuenta que MVLL les estaba dejando en evidencia de que venían comportándose como una especie de inquisidores.

Bueno me emocionó mucho, básicamente porque fue la primera voz importante en un medio importante, en un medio que además me había atacado con bastante saña. Fue el primero que se expreso de una manera contundente a favor de la libertad de expresión y del derecho de “Todas putas” a venderse libremente. Además me hizo consciente un poco, de entrar en una tradición de la sátira literaria, que siempre ha sido perseguida desde Jonathan Swift, pasando por El Marqués de Sade y por grandes clásicos y otros no tan clásicos. Probablemente yo pertenezca a los segundos. Fue el primero que realmente puso las cosas en su sitio.

Yo le debo a MVLL sobre todo el alivio de ver que no era un criminal, como me decían. Me sentí aliviado por primera vez, después de un mes muy cruento en que me dijeron desde violador a todo, me dijeron muchas cosas. Cuando vieron que no podían decirme “violador” me dijeron “mal escritor”, siempre buscaron la manera de humillarme, pero realmente a MVLL le debo eso. Fue el primero que dio un paso al frente. El primero en el sentido de primera espada de la literatura, de primera figura de la literatura mundial que dio un paso al frente y dijo: “Señores lo que ustedes están haciendo es censura y es cobarde lo que están llevando a cabo”.

En ese sentido se lo debo todo y el siempre ha sido muy generoso conmigo. MVLL me parece un adalid de la libertad de expresión. Conmigo fue muy buena persona, además sin saber quién coño era yo, sin tener necesidad de plantar caras. En ese sentido siempre estaré en deuda con él.

En “Olimpita” tuviste el difícil reto de abordar una novela gráfica con un enfoque social, siguiendo los pasos de la mundialmente aclamada “Persépolis” ¿Cuál ha sido el balance personal de lo logrado junto a Joan Marín con “Olimpita”? ¿Perciben que cumplieron con los objetivos trazados?

Si, al menos proyecté todo lo posible que yo podía proyectar, con respecto al tema del maltrato y de la exclusión social del inmigrante. Un poco lo que hice fue bucear en la experiencia familiar con respecto al maltrato, que era un tema que realmente mi familia ha vivido de cerca y dar un poco una versión no oficial y no pedagógica sobre este problema, de este fenómeno del maltrato a la mujer.

Creo que sí lo conseguimos, porque muchísimos lectores y lectoras lo que más han aplaudido de la novela gráfica es que hemos tratado a la supuesta víctima, que es Olimpita en este caso, al personaje principal con mucha dignidad. Le hemos permitido que sea un personaje que piense por sí mismo. No solo funciona en cuanto a rol de víctima, sino que acabamos develando que no solo es una víctima, como no lo son la mayoría de personas. El mundo no se divide solo entre maltratadores y maltratados, siempre hay una cierta convivencia del maltratado en el fondo.

Ya no te hablo a nivel de maltrato sino a nivel social, de explotados y explotadores, etc. Siempre hay una letra más ambigua en realidad. Lo que queríamos era salir de los estereotipos y creo que lo conseguimos, porque precisamente lo que se valora de ese comic, entre mucha gente, es que Olimpita no solo es una víctima, sino que al final acaba tomando un poco las riendas de su propio destino, que es en el fondo lo mínimo que nos podemos pedir a nosotros mismos: Tomar las riendas de nuestro destino. Si luego decidimos ser victimas también tenemos que asumir esa responsabilidad por serlo.

Entonces, no era un comic de denuncia, no era un comic coyuntural de denuncia de un mal endémico de nuestra sociedad, sino que era un retrato y en ese sentido estoy bastante orgulloso, porque no es la típica historia facilona del malo que golpea a la persona buena del relato, sino que hay un poquito más de intríngulis y Joan además hizo un trabajo impresionante. En ese sentido nuestra dupla se va a repetir en el futuro, porque Joan es un dibujante que lo da todo. Yo me quedé asombrado con el trabajo de “Olimpita” y eso se ha notado un poco en la reacción de los lectores.

“Latinapolis”, es una visión euro céntrica de la periferia tercermundista, narrada por Martínez, Es la percepción de un novelista español afincado en el Perú, que por premeditada casualidad lleva tu segundo apellido. ¿Cuánto de autorreferencial hay en esta provocadora e ingeniosa historieta, sobre tu experiencia en el siempre complejo Perú?

Es autobiográfica, claro. Es una serie que hicimos para una revista mensual. Era una especie de colaboración de historieta de una página, queríamos que fuera con gags errados, referenciando un poco esa tradición del comic de tiras o de página completa con un gag, que se pueda entender tal cual sin la necesidad de seguir la serie. Entonces para mí era muy cómodo echar mano de todas las anécdotas que viví en Perú en los últimos cinco años.

Es un comic absolutamente autobiográfico, lo que pasa es que por un poco de pudor personal no ponía mi nombre y puse mi vulgar segundo apellido Martínez, que es como cualquier español medio. Me pareció divertido usarlo, como una especie de ironía también, que un don nadie español puede ser alguien en el Perú. Simplemente es eso. Me pareció divertido y una manera de oxigenarme también de proyectos más ambiciosos, con más trabajo. Esto era solo una vez al mes, hacer un gag y al mismo tiempo un poco volcar el bagaje que te da esta experiencia de años, en un país tan apasionante y tan diferente al mío, como es el Perú.

Grabación y fotografía: José “Chiqui” Vilca.

lunes, 17 de enero de 2011

Los recomendados: “Arrugas”, de Paco Roca


Por Gabriel Zárate

Arrugas: Publicada inicialmente el 2007 por Delcourt (Francia), luego el mismo 2007 por Astiberri (España) y con varias reediciones consecutivas. La historieta obtuvo el Premio al mejor guión de autor español y a la mejor obra de autor español del 2007, en el XXVI Saló Internacional de Cómic de Barcelona y el Premio Nacional de Cómic 2008, otorgado por el Ministerio de Cultura de España. También el Premio al mejor álbum en el Festival de Lucca 2008 (Italia). Desde entonces se ha consolidado notablemente el prestigio internacional del autor valenciano.

La historia tiene como afligido protagonista a Emilio, un anciano disminuido y trastornado, que empieza a confundir el espacio temporal que lo rodea y se comporta como si aún fuese el joven director de una sucursal bancaria. Está iniciando un implacable viaje sin retorno: El de la despiadada demencia senil (Alzheimer) y concluye internado por su hijo en una Residencia Geriátrica.

Son los desgastantes años acumulados los que producen una nefasta mella en la salud de los hombres y durante el conmovedor relato, somos testigos del lento y progresivo deterioro que convierte al frágil anciano en un desecho humano. Recluidos por ser incapaces de valerse autónomamente, el resto de sus pasivas vidas se restringe a las comidas diarias, la medicación permanente, el dormitar constante y el vivir atrapados en las diáfanas imágenes de sus radiantes recuerdos pasados: La vital y lejana juventud.

El presente simboliza un tiempo desperdiciado y ya absolutamente perdido. Los continuos flashbacks son la forma de rememorar el ayer y actualizarlo a través de percepciones distorsionantes que encarnan el único universo propio donde los endebles ancianos pueden refugiarse y seguir siendo ellos mismos, cuando la habitual vida cotidiana significaba todavía un frecuente trajín constante y ocupaban un lugar dinámico y provechoso en la sociedad.

“Arrugas” es una tierna y sensible historia de la enternecedora y emotiva amistad de seres solitarios y abatidos, casi abandonados por sus egoístas familias, conviviendo con la fatal proximidad de la muerte. También es el relato de la compasiva transformación de Miguel, que de aparente pícaro, poco escrupuloso, nos revela una transformadora evolución positiva en su sensibilidad humana. Quien de aportar una aguda y cínica cuota de dosificado humor en la historia, acaba restableciendo los lazos fraternos de solidaridad con su entorno, que dignifican y enaltecen al hombre como persona.

Tema actual y polémico, el lugar del hombre senil en el mundo contemporáneo. Un mundo donde el individuo es fríamente cosificado y visto como la mecánica pieza de un engranaje, que ya no cumple su utilitaria función productiva, pues: “La vejez te convierte en un trasto inútil para la sociedad”. Terminan confinados en una especie de entristecido moridero, padeciendo la pérdida del sentido de una vida digna, por el de una prolongada y desconsolante agonía final.

También el Alzheimer se expone cómo la cruel enfermedad de época, que encarna el termino de la familia extensa y patriarcal, reemplazada por la familia nuclear moderna, donde la inútil y decrépita senectud ya no es la depositaria de la respetable sabiduría y conocimiento que provee la valiosa experiencia, suplida hoy por el imparable y arrollador avance de la ciencia y la tecnología.

El ritmo calmo, pausado cargado de silencios y el mutismo de la narración gráfica, incide y refuerza el patético drama que se produce en el lento transcurrir monótono de la Clínica Geriátrica con sus desdichas cotidianas, reflejando la gradual disminución de facultades, la lentitud de movimientos, la incapacidad senil de sus achacosos ocupantes y la aciaga fatalidad en Emilio, de una inútil resistencia contra el inevitable agravamiento que vendrá.

El mayor aporte de la historia, está en la técnica secuencial de disposición descriptiva de imágenes, en el ensamblaje de escenas del relato visual y en la paulatina cadencia de delicadas líneas y tonalidades claras del fluido dibujo, como cálido y sosegado contrapeso, adecuado para no recargar una historia signadamente pesimista y desalentadora, pero equilibrada en su tensión dramática, por leves toques de deliciosa gracia de sus peculiares personajes. El cierre, concluye mostrando un sutil guiño a Hergué, y la notable influencia franco-belga en el autor.

Para Paco Roca el álbum “Arrugas” representa su deslumbrante consagración artística. Vittorio Giardino cuenta que estuvo a punto de llorar con su lectura, recordando a su madre muerta víctima de Alzheimer. Lo emocionante de la susceptible trama es que remueve fibras internas en los lectores: La inevitable inquietud de la postración y debilitamiento propio de la ancianidad, con el palpitante temor de la atroz sombra del Alzheimer que late en cada uno, cuando finalmente la vejez nos alcance, el espejo nos desconozca y se aproxime el culminante y nebuloso olvido, absolutamente definitivo.

lunes, 10 de enero de 2011

Los recomendados: “Las puertitas del Sr. López”, de Carlos Trillo y Horacio Altuna


Por Gabriel Zárate

Las puertitas del Sr. López: Es una de las historietas más populares y mundialmente conocidas de la célebre dupla: Carlos Trillo (guión)-Horacio Altuna (dibujos). Publicado primero en la revista argentina Péndulo (1979) y luego en Humor (1980-82). El 2009 es editada íntegramente por Planeta DeAgostini (España) en un solo volumen, dando inicio a una ambiciosa colección dedicada a la obra de Horacio Altuna.

López, personaje pusilánime, empleado mediocre es el inmejorable arquetipo del hombre gris que abunda en el mundo urbano contemporáneo. Desdeñablemente insignificante para el entorno que lo rodea, ni siquiera posee un nombre, solo un anodino apellido por única y absoluta identidad.

Mudo testigo presencial, incapaz de superar su circunstancia, oprimido y doblegado por su déspota y repulsiva esposa, el timorato López se muestra agobiado y reiteradamente inepto de enfrentar la cotidiana realidad, plagada de avasallantes conflictos y turbantes frustraciones, como jóvenes y hermosas féminas inaccesibles, reflejando una sumisa y persistente tristeza, producto de su ansiosa y conformista impotencia desesperanzadora.

Frente al humillante abuso habitual y sometido por un miedo obsesivo que lo domina paralizadoramente, López desarrolla un sensible mecanismo de defensa redentora, el de la huida irreal, rumbo a un extraordinario y singular universo propio: El de la desbordante e insólita imaginación.

Cruzando la puerta de un baño cualquiera, López emprende fabulosos viajes oníricos, ilusorias y delirantes travesías escapatorias a paródicos universos absurdos, que son mordaces y sarcásticas alegorías del nuestro y encuentra en la imaginaria fantasía, las puertas de una evasión mental liberadora que le permite sobrellevar los desilusionantes fiascos en que se desenvuelve a diario en su vulgar vida oscura y monótona, siempre cargada de un humor cruel.

La férrea censura del Gobierno Militar obligó a concebir una sutil metáfora del contexto político y social que vivió Argentina en los setentas, dominada por el espantoso miedo y la indiscriminada represión criminal con su escalofriante secuela de miles de muertos y desaparecidos entre la población civil.

“Las puertitas del Sr. López”, plantea justamente el tema del intenso temor frente a la opresión autoritaria de un poder omnímodo. La imposibilidad de rebelarse y el oprobioso silencio como única y denigrante alternativa de sobrevivencia y resignación en el bárbaro contexto de la genocida Junta Militar.

También es una aguda reflexión sobre el poder que las entretenidas ficciones ejercen en los infelices hombres, capaces de ser una peculiar forma de lúdica evasión distractora, una ventana liberadora, para sobrellevar, subyugado, una existencia aberrante y a la vez, sugerir subrepticiamente una audaz mirada crítica de aquella angustiante realidad abrumadora que los envuelve.

En la obra, Horacio Altuna muestra su gran destreza en el dominio gráfico de la narración con variadas imágenes y planos cinematográficos. Además contribuye decisivamente para conseguir este efecto, una preconcebida economía de lenguaje, propia de Carlos Trillo y plenamente renovadora en el comic argentino.

Complicada tarea la de sumar alguna reflexión nueva a todo lo que ya escrito sobre esta historieta que forma parte de la “educación sentimental” de toda una generación de lectores. Probablemente “Las puertitas del Sr. López” sea una de las cumbres del dúo Trillo-Altuna, binomio que a su vez representa lo más alto de la historieta argentina contemporánea.

Desamparado y cansino, falto de amigos, carente de respeto y de afecto, López es un miedoso perdedor innato, pero también un tímido hombre de buenos sentimientos que humanamente conmueve y estremece por su frágil sensibilidad casi infantil y su solitaria melancolía poética, similar a la de Charlot.

Quizá hombres cohibidos y desdichados como López se encuentren más cerca de lo que nos imaginamos, acaso tan solo sentados en un Café, a la vuelta de una simple esquina o aún peor, quizá parte de López habite también en nosotros mismos.

Nota: Horacio Altuna estará presente en LimaComics 2011, entre los días 16 y 20 de marzo.

viernes, 7 de enero de 2011

Omar Zevallos presenta “Trazos y risas”


Por Gabriel Zárate

El prestigioso humorista gráfico Omar Zevallos presentará el 19 de enero en “La Casa del Moral” de la ciudad de Arequipa, una investigación de dos años sobre humoristas y caricaturistas nacidos en la Ciudad Blanca, lúdicamente titulada: “Trazos y risas: Los Caricaturistas Arequipeños”. El Libro incluye un estudio de los muy destacados humoristas: Julio Málaga Grenet, Jorge Vinatea Reinoso, Julio César Málaga, Víctor Mendívil, etc.

“Trazos y risas” consta de 400 páginas y su edición es responsabilidad de Cuzzi Editores, siendo posible de ser publicado gracias a la colaboración del Gobierno Regional de Arequipa. Saludamos la aparición de este valioso estudio y esperamos que sea un rotundo éxito.